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miércoles, 29 de julio de 2009

Palabra de relator

José Melgarejo ha sido una de las voces más célebres en el relato deportivo. Retirado de la actividad actualmente, se inició en el relato de fútbol pero ha sido reconocido por sus relatos de boxeo y también de tenis.

No es mi intención recorrer su biografía en esta nota, sino más bien sumergirme en la gran entrevista que le efectuó Efraín Sotelo, entrevista que apareció en la nueva revista que acompaña al Alarido matinal del fin de semana, Lagaña de domingo. Si bien la entrevista mantuvo siempre un tono cordial y hasta amistoso, no faltaron preguntas filosas y respuestas interesantes para el lector con conocimiento deportivo. El primer fragmento servirá para ilustrar mi afirmación al respecto:



“-Dígame don José, en su opinión, ¿cuál fue el mejor partido que transmitió por radio?
-Fueron muchos partidos, Sotelo. No hay uno que recuerde mucho mejor que algún otro.
-Haga memoria, si arrancamos así ¿qué le voy a preguntar, el estado del clima?
-Ahora que lo dice, me acuerdo especialmente de un Sarmiento y Atlanta, en Junín. Fue hace mucho tiempo, pero guardo un recuerdo muy lindo de ese partido.
-¿Gritó muchos goles ese día?
-No, fue un cero a cero de esos que adivinás el resultado mientras salen a la cancha, dos equipos duros, buenas defensas y nada de imaginación en el ataque.
-¿Por qué lo recuerda entonces?
-Porque guardo un gran recuerdo: mire este trofeo, dice “Ciudad de Junín”, se lo iban a dar al ganador del partido o en caso de empate al visitante, pero me lo traje yo.”

Más allá de la anécdota trivial de aquel partido, hubo varios momentos donde la charla sirvió para demostrar los conocimientos de táctica y estrategia que poseen ambos periodistas:

“-¿Por qué piensa que fracasó el intento de Aparicio Aranguren en el Salsipuedes?
-Porque no tiene idea de lo que es la táctica. El hombre es bueno con los pibes, les tira la pelota y espera que ganen confianza para demostrar sus virtudes técnicas. Cuando le dieron la responsabilidad de dirigir en serio demostró que es un ignorante, como tantos otros técnicos que aún dirigen al día de hoy.
-La intención de jugar…
-Su modelo era Brasil del 70. En el fútbol hay que estar continuamente actualizado, Sotelo. A mi me encanta escuchar a esos que dicen que ahora los jugadores son peores. Antes jugaban con cinco delanteros contra dos defensores y metían casi los mismos goles que ahora, que la proporción es inversa.
-Metían más goles, Melgarejo, no me va a negar…
-Fíjate las finales en los campeonatos mundiales. Italia le ganó a Checoslovaquia dos a uno, gracias a la amenaza del gobierno italiano. Ponían cinco en la delantera y metían poco, eran unos troncos. Claro que las fotos en blanco y negro suelen entregar una imagen de héroe, de gran jugador.
-Las goleadas más grandes se produjeron hace tiempo. En esas finales que usted dice, Uruguay ganó cuatro a dos sobre Argentina, o mire a Brasil metiendo cinco en una final mundialista. Esos troncos goleaban.
-De vez en cuando si, pero era por la actitud. Antes no se frenaban en el cuarto gol, seguían hasta el octavo o noveno. Ahora hacen tres y se quedan tocando la pelota en la mitad de la cancha.
-¿Le parece más difícil mantener la pelota en la mitad de la cancha o meter más goles?
-Ahí diste en la tecla, Sotelo. Antes no podían quedarse con la pelota en la mitad de la cancha, si eran tres tipos nada más y encima uno peor que el otro. La tenían los de arriba y terminaban obligados a patear al arco. Ahora son cuatro o cinco en el medio, contra otros tantos, y existe una enorme dificultad en mantener la posesión de la pelota.
-Hubo grandes mediocampistas, no me lo puede negar.
-¿Grandes mediocampistas? Ninguno de los tres que se paraba en la mitad de la cancha podía recuperar la pelota, no existía el cinco recuperador que conocemos ahora. Y cuando tenían la pelota, teniendo en cuenta que había medio equipo a quien darle el pase, lo menos que se puede pedir es que le acierten a un compañero. Había cinco compañeros y dos o tres rivales, si no completa un pase es porque no sirve para el deporte, dedíquese a tareas de jardinería.”

El contrapunto estaba declarado: los de antes contra los de ahora. La discusión eterna, ahora en boca de dos hombres que fueron testigos privilegiados del fútbol de antaño, atacado por Melgarejo, y del fútbol actual, atacado por el orgullo de nuestra tierra.

“-Antes se jugaba más por abajo, había más toque de pelota, el fútbol era un espectáculo visual. Ahora vuelan los pelotazos sin sentido, los defensores se quitan la responsabilidad arrojando violentamente la pelota contra la tribuna sin ponerse colorados.
-La clave está en la disposición de los jugadores, Sotelo. No existe eso de tocar o tirar pelotazos. Vas a poder tocar donde encuentres pocos rivales, no importa el espacio. Cuando tiran una pared con éxito, neutralizan la reacción de un solo oponente, no se pueden tirar paredes que garanticen algo más que avanzar en el terreno de juego. Pero la gilada está contenta si no tiran pelotazos. Claro que apenas Verón acierta un envío de cuarenta metros se ponen a aplaudir.
-No le diga gilada a los hinchas.
-La gilada son los periodistas, los hinchas son peores. Primero porque sólo quieren ganar, no quieren jugar bien, no quieren justicia, no quieren belleza, quieren victorias y campeonatos. En segundo lugar porque muchos le hacen caso a la gilada y putean al seis porque en la radio un imbécil dijo que no transpiraba la camiseta o quieren que renuncie el entrenador que los salvó del descenso pero no juegan lindo.
-Usted pasó su vida trabajando como gilada entonces.
-Si, obvio. Pero busque dónde critiqué a un jugador poniendo en duda su honor, cuándo incité para que se destituyera a un entrenador. Un jugador o un técnico pueden ser horribles, pero son personas. La crítica tiene que limitarse al ámbito en el que se desarrollan. Si el defensor se metió un gol en contra, hay que contar que se metió el gol, no sembrar dudas sobre la reunión que mantuvo con un amigo suyo, que casualmente era hincha del equipo rival.
-¿Debemos guardarnos la información con la que contamos?
-No, pero tampoco golpearse la nuca con los talones por brindar una primicia que no sirve para nada. De todas formas lo peor es vanagloriarse con la desgracia ajena. “Te dije que iban a echar a Fulano” no te hace mejor periodista, en todo caso podrás acertar en la quiniela.
-En esto tiene razón.
-Lo más bajo, lo más artero que puede hacer un periodista es vender su opinión. No siempre se compra con dinero, a veces se paga con entrevistas exclusivas, con falsa amistad, con privilegios. Cuando un periodista golpea demasiado a un protagonista, yo sospecho que tiene un amigo y necesita un puesto vacante.”

En este punto fue Efraín Sotelo quien entrevió la pregunta final del reportaje. José Melgarejo se había pronunciado a favor del fútbol actual, de los jugadores actuales, de la tolerancia en cuanto a observar el fútbol como es y no cerrarse en lo que debiera ser. Todo eso podía interesarle al lector medio, Sotelo había visto con claridad la entrevista recién cuando Melgarejo acusó a sus colegas y minimizó a las hinchadas. Eligió continuar por ese camino para cerrar el diálogo:

“-¿Qué siente al gritar un gol y ver como miles de gargantas multiplican su grito?
-Es emocionante, sin dudas. Podría decir que extraño esa sensación cuando escucho en la radio a un relator, envidio su posición, poder estar allí gritando ese gol.
-Pero me acaba de decir que la hinchada es peor que la gilada, como usted llama a sus colegas. Suena paradójico el hecho de querer compartir algo con ellos, viles hinchas.
-Se equivoca Sotelo, y se equivoca por su falta de sensibilidad. El grito de gol, el momento en que se produce, puede ser el único en donde realmente se manifiesta amor por la camiseta. Claro que es fácil amar al equipo que convierte, que alcanza la victoria, la gloria.
-¿Para usted qué es lo más sano del fútbol, los hinchas o los jugadores?
-Ni unos ni otros. Los hinchas por lo que le dije antes, y los jugadores porque se parten al medio sin el menor cuidado. Simulan faltas, hacen tiempo, insultan a compañeros, rivales y árbitros. Ya no se trata de un juego, se trata de un trabajo, un deporte de alta competencia. Entiendo por alta competencia la obligación de mantener un nivel alto para no perder el puesto y el atractivo comercial que se debe despertar en China.
-Para finalizar, Melgarejo. ¿Le gusta el fútbol?
-Por supuesto que sí.
-No se desprende eso de sus palabras, más bien todo lo contrario.
-El fútbol es una esperanza, Sotelo. Usted no entiende, pero cuando comienza a rodar la pelota se encienden las esperanzas de muchos. Yo siempre guardo una esperanza antes de comenzar un partido, uno que sea en el Mundial o en el campito más pobre.
-¿De qué se trata esa esperanza, Melgarejo?
-De la belleza, de poder encontrar un poquito de luz en tanta oscuridad que nos rodea a diario. El fútbol le entrega a uno, cada fin de semana, la chance de poseer la belleza, aunque más no sea por un ratito. Hasta de brillar uno mismo ejecutando una buena maniobra.
-Le agradezco la entrevista y son suyas las últimas palabras.
-A quienes hayan leído esta entrevista les puedo decir que aprovechen y no hagan lo que hicimos nosotros, si uno prefiere el fútbol nuevo al de antes, no vale la pena discutir. No hagan leña del árbol caído, no se dejen convencer por los vendedores de opinión, no eviten pensar. Busquen la belleza antes que la victoria, y es probable que encuentren la victoria muy seguido.”

Ernesto Cifuentes, fotógrafo del Alarido matinal, jura haber visto rodar una lágrima de Efraín Sotelo al concluir la entrevista.

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