La última campaña del Salsipuedes no tuvo resultados numéricos muy diferentes a los anteriores. Si bien es cierto que el equipo no desciende, tampoco logra asomarse por sobre la mitad de la tabla. Sin embargo, esta última campaña del equipo tuvo gran repercusión en el medio deportivo local.
Efraín Sotelo ha publicado un nuevo informe, hablando de este fenómeno local: “El experimento futbolístico” ha salido en cuatro entregas que acompañaban al Alarido matinal dominguero. Aquí un extracto del mismo:
“En el Club y Sociedad de Fomento Salsipuedes se reunió la Comisión Directiva y después de varias horas de discusión finalmente decidieron darle las riendas del primer equipo a don Aparicio Aranguren, conocido devoto del fútbol brasilero. La intención era lograr un equipo más ofensivo y, por lo tanto, de mejor rendimiento en la competencia. Aranguren era reconocido en las inferiores por preocuparse más por la técnica que por la táctica de los chicos, incluso dejando que cada uno se mueva libremente dentro del campo de juego. Sus resultados no han sido buenos, pero los chicos al menos se divierten.”
Cabe aclarar algunos detalles de la historia del equipo: es el de peor promedio goleador en la historia del Torneo regional; nunca en un partido convirtió más de dos goles; nunca un jugador del equipo logró anotar más de cinco durante todo el torneo; su arco es el más vencido, duplicando la cantidad de goles en contra del equipo que los sigue; tienen el triste record de recibir goles en todos los partidos que han disputado.
“Con la llegada de Aranguren lo que se proponían era brindar un mejor espectáculo, convertir más goles y atraer más público a su cancha. Las desastrosas campañas anteriores han ido alejando hasta a los familiares de los jugadores del equipo, que más de una vez los han silbado, los han insultado y hasta dejado sin comer la noche siguiente al partido.
El hecho de atacar más no sólo aumentaría la cantidad de goles conseguidos, seguramente disminuiría la cantidad de goles recibidos. La apuesta era fuerte y un cambio radical en cuanto a la filosofía que había prevalecido anteriormente en el club, tanto más defensiva y excesivamente especulativa.”
Los primeros entrenamientos ya planteaban una diferencia respecto a entrenadores anteriores. Aranguren les preguntó a cada jugador cuál era la posición en que mejor se desempeñaba, habló de su familia, de los problemas sociales y preguntó qué número jugarían en la nocturna. Más allá del desencanto al no ganar un centavo, el ambiente podía notarse mucho más positivo.
“Luego de un par de semanas con trabajo físico, llego el tiempo de patear la redonda. El primer partido jugado entre los integrantes del plantel tuvo el siguiente planteo: un equipo jugó con tres arqueros y ocho defensores; el otro equipo jugó sin arquero, con seis mediocampistas y cinco delanteros. El resultado fue un entretenido quince a catorce, a favor de los medios y delanteros. Este partido levantó el ánimo de todos los jugadores, que comprendieron el mensaje: todos atacamos y todos defendemos.”
Aquí Sotelo, al menos en mi opinión, equivoca el mensaje. De hecho, no existió tal mensaje. Aranguren armó el partido para que tomaran ritmo futbolístico, nada más. Continuemos leyendo lo que el orgullo de nuestro pueblo nos cuenta al respecto:
“Al llegar la primera fecha del torneo, enfrentando a los Chacareros de Terracota como visitantes, don Aparicio observó el historial: todas victorias locales, con un promedio de tres goles de diferencia. La amplitud de los resultados lo llevó a plantear un esquema conservador. Además del arquero, jugó con un líbero, cuatro stoppers, dos laterales, doble cinco y un enganche. Aranguren aseguró ante la prensa que ese esquema sólo lo utilizarían en ese partido y cuando visitaran al Atlético Achicoria.
Justiniano Bálsamo fue el enganche y jugó el mejor partido de su vida. En soledad se debatió contra toda la defensa chacarera, generó peligro, desbordó por ambas bandas y hasta estrelló un remate en el poste que sostiene al banderín del corner. Salvo la actuación de Bálsamo, el resto del equipo fue tan desastroso como en la campaña anterior y la derrota por tres a cero fue un resultado que se quedó corto. Durante el segundo tiempo, Aranguren hizo ingresar a otro líbero en lugar de Bálsamo. Este líbero jugó los cuarenta y cinco minutos parado sobre la línea, sacando dos remates que tenían destino de gol.”
Si bien el debut no fue para festejar, lo novedoso llegaría a partir de la segunda fecha, primer partido como local que disputaba el Salsipuedes. Siempre aprovechó la hostilidad de su campo para sumar puntos y aprovechar la localía en la intimidación de rivales, apedreando los micros.
“El partido contra Virtuoso Pampeano fue una fiesta en las tribunas. La expectativa por ver al nuevo equipo en casa había agotado rápidamente las localidades, que además eran pocas por ser una cancha chica. La formación del equipo había sido un secreto guardado bajo siete llaves y sorprendió a todos comprobar quienes eran los once titulares ese domingo por la tarde: contrario a lo sucedido durante la primera jornada, el equipo salió con un arquero, tres defensores, cinco mediocampistas y dos delanteros.
Pronto se sorprenderían aún más al ver como se acomodaron sobre el campo de juego. Los tres defensores jugaron con un líbero y los otros dos como marca personal de los delanteros rivales. Los delanteros propios tuvieron al potro Oyola como nueve de área y a Rafael Noriega cambiando de banda continuamente. Los mediocampistas fueron la gran sorpresa de la tarde, ya que los cinco se recostaron sobre la derecha, una especie de volante derecho multiplicado y superpuesto sobre la banda.”
El partido finalizó empatado dos a dos. El resultado convencía a los seguidores de Aranguren en cuanto el equipo había sumado un punto, convertido dos goles y estaba en formación. Para quienes dudaban de la capacidad de Aranguren para dirigir en primera, sostenían que si los delanteros del Virtuoso no hubieran tenido los pies redondos, el partido terminaba en goleada, y no podían explicarse el planteo que el equipo mostró en la mitad del campo. Aquí Efraín Sotelo nos acerca la conferencia de prensa luego del juego:
“La sala estaba repleta. En realidad no era una sala, era el patio de doña Roberta Unzué, vecina que nos dejó armar allí la improvisada sala para la conferencia de prensa. Había medios de pueblos vecinos que habían llegado atraídos por la novedad del equipo de don Aparicio.
-Si le digo eso, mañana todos saben cómo jugamos y perdemos. Mejor mire los partidos, use la sesera y explique usted el por qué nuestros medios se disponen así en la cancha.
-Terminamos empatados, eso no es terminar desbalanceado. Durante el partido habrá momentos en los cuales estaremos en ataque o en defensa, eso es estar desbalanceado, y eso no es necesariamente negativo.
-Respondeme qué vas a desayunar el próximo jueves y te contesto.”
Las respuestas de Aranguren fueron pocas e insatisfactorias, pero el correr de los partidos sería suficiente para comprender cuales eran las intenciones de este entrenador. Luego de caer como visitante en la cancha del Carpincho Unido, la explicación fue que les costaba jugar como visitantes. El resultado, un cinco a uno inapelable, demostraba que el equipo de visitante no jugaba a nada. Consignemos que el gol del Salsipuedes fue una carambola que finalizó en autogol.
“El comienzo del torneo fue regular. La regularidad estaba dada en que el equipo caía goleado indefectiblemente como visitante y empataba como local, en partidos de muchos goles. En la sexta fecha establecieron un nuevo record para el equipo al empatar tres a tres en casa, y en la octava repitieron el score.
Tras once fechas, el equipo sumaba cinco puntos, todos como local, y seis derrotas. Si bien convertían más goles y recibían algunos menos, la idea de cambio que motivó a la Comisión Directiva a llevar a don Aparicio Aranguren a la dirección técnica del equipo no sólo necesitaba esas cuestiones: necesitaban puntos para escapar de la zona baja y evitar el descenso. La fecha doce, a disputarse como local y enfrentando al líder e invicto Atlético Achicoria, fue el momento límite del torneo que le platearon a don Aranguren.
-Aparicio, si no le ganamos al Achicoria vamos a tener que buscar aire fresco.
-El aire fresco no siempre hace bien, y menos en esta época del año. Si fuera verano estaría de acuerdo, pero en pleno invierno… ¿qué pretende demostrar, su valentía?
-Atiendame don Aparicio, estoy hablando de su destitución como entrenador del equipo.
-Eso me lo venía venir, nuestro ambiente futbolero es muy hipócrita y no hay lugar para revolucionarios. Pero no piense en mi como revolucionario, pues no lo soy, mis ideas vienen del Brasil de 1970.
Al finalizar el torneo el Salsipuedes se salvó del descenso. Nunca pudo mantener su arco en cero y bajó su promedio de goles a favor. En la última fecha se produjeron desmanes entre los diecinueve hinchas locales que se encontraban en el estadio.
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